Un dolor se hizo mirada y la mirada Obra. El silencio suplicante entre un pulso de luz o de sombra regurgita ausencias que balbucean al secreto, la astilla, la ruptura. Preguntas casi impúdicas azulan esa mirada. Sólo el parpadeo tenue es el verdugo. Algo quedó suspendido, latiendo entre vagos contornos de olvido. Laberintos corren verdes, azules cielos y amarillos surcos de lágrimas calladas. La palabra la habita, la inquieta, vacilante, temorosa, desafiante mirada. Y sin embargo, adentro hay un jardín ... y en ese jardín una niña. Ana María Ferrari Nas.
Gouche sobre papel acuarelable. |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario